El Villarreal dictaminó su sentencia positiva en La Catedral. Los de Pellegrini agarraron su martillo para ajusticiar a un Athletic de dos caras, que ofreció su mejor versión de la temporada en la primera mitad y que acabó desfondado y rindiéndose ante el fútbol de un submarino que subsanó sus averías.
Los castellonenses taparon los agujeros provocados en la Copa, los que agigantó la manita más inverosímil de los últimos tiempos. El Villarreal lo hizo con fútbol, como suele hacer a pesar de las dudas. Arrancó con problemas, salió vivo de las fauces rojiblancas y acabó siendo homenajeado por San Mamés, territorio de paladar exquisito.
Dejó dudas, y serias, el Villarreal en la primera mitad. El Athletic se hartó de generar ocasiones frente a una defensa que hace unas semanas era infranqueable y que, ahora, sin razones explicables, facilita los planes del rival en ataque. Los de Caparrós casi lo bordaron en la primera mitad; pero, perdonaron y, como suele ocurrir en este deporte rencoroso, acabaron pagando la inocencia de las garras de un león al que no le sobra fiereza.
El Athletic mandó, recibió un golpe de la mano de Rossi y reaccionó en su hábitat, entre los rugidos de San Mamés. Etxeberria empató el partido aprovechando la mala salida de un Diego López que se vengó minutos después sacando una mano prodigiosa a misil fabricado por David López. Los rojiblancos dieron un palo y lo recibieron y fueron, a fin de cuentas, los generales de un partido vivo, como la vida misma.
Sin dejar rastro
Las sensaciones de la primera mitad acabaron pisoteadas tras el paso por vestuarios. El Villarreal colocó las garras locales en la mesa del crimen y las martilleó. A base de fútbol y toque. Lo hizo sin dejar rastro, como experto en situaciones en las que se manejan los conjuntos importantes.
Rossi rompió a Iraola cerca de la línea de fondo y sirvió el segundo a Pires que disparó y su bala, envenenada por un enemigo, besó las redes. Minutos después, sin tiempo para recuperarse de la conmoción provocada, el Athletic recibió el tercero y definitivo para sus opciones. Cazorla se lo guisó y se lo comió. 1-3. El papel de la primera mitad de los locales no valió para nada.
El catalejo aparece de nuevo
Ahí acabó el encuentro para un Athletic que, una vez más, bajó preocupantemente su nivel tras una reanudación. Un equipo débil mentalmente del que se aprovechó el Villarreal. Caparrós quiso reaccionar con un doble cambio que se encargaron los de Pellegrini de dejar en el olvido.
Altidore, que llevaba unos segundos en el partido, cogió la pluma que rubricó el partido. El fútbol volvió a ver de cerca el catalejo castellonense.
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