El Ciudad Real se concedió una noche de gloria para celebrar a lo grande su nominación en los Premios AS de este año y, ante el Portland, que hasta ayer era uno de los dos invictos del campeonato, se dio un atracón de goles totalmente inusual ante un conjunto como el navarro, que recibió una paliza histórica, algo que no había ocurrido jamás en los tiempos modernos: 19 goles de diferencia es casi un escándalo y una humillación entre equipos de tanto nivel.
Pero ayer el Portland no era el de verdad, el de la defensa rocosa, dura y contundente. Las lesiones han fundido al conjunto de Villaldea, que se mantuvo en pie la primera parte pese a la diferencia de centímetros, peso y envergadura, mientras que el Ciudad Real se permitía el lujo de cambiar sus equipos en la pista cada quince minutos sin bajar un ápice su calidad.
La segunda parte fue un via crucis para el Portland. Los peores 30 minutos en la historia moderna del equipo que en la jornada anterior fue capaz de ganar al Barcelona cuando parecía hundido. Pero el Ciudad Real, con ganas de sangre, no levantó el pie: Hombrados fue una muralla, y sus compañeros se lanzaron sin compasión ante un rival que tampoco sacó la bandera blanca, que no especuló para maquillar la derrota, que murió de pie y aceptó el castigo sin rechistar, lo que también tiene mérito en los tiempos que corren.
Stefansson inicia el adiós
Olafur Stefansson hizo público ayer lo que ya se esperaba: es su última campaña en el Ciudad Real y en junio se marchará a sufrir a un equipo de la tercera división danesa. La afición local, sin embargo, se mostró, como siempre, identificada con el islandés. -R. Delgado.